lunes, 2 de junio de 2014

HORA DE CENAR












La tarde abandona mi habitación.
Levanto los ojos cansados
de acompañar a mi amigo Clarín.
Una ventana desvencijada lloriquea 
porque el viento presiona su cintura.
El silencio se siente desarropado
y se inicia una leve turbación
en el ramaje de las cosas.
Llega también, sin morder apenas,
la lengua sedosa del frío
hociqueando por mi cuerpo.
Todo lo cubre una agrietada melancolía
que me acompaña como un mendigo
aguardando a la noche que se acerca.
Salgo a preparar la cena
mientras escucho las últimas noticias.

2 comentarios:

  1. Sin palabras. gracias Disfrútenlo.

    ResponderEliminar
  2. Te agradezco mucho -aunque no sé cómo- esa compañía que me has hecho en la hora de cenar. Javier

    ResponderEliminar