miércoles, 4 de junio de 2014

A VECES PIENSO








A veces pienso
que he nacido para callar
como el caballo derrotado
abrasado en el cansancio
después de una carrera galopante
sin el premio a su esfuerzo;

o como el perro sumiso
castigado por la vesania de su amo
y abandonado, después,
en uno de esos fríos y largos caminos
donde lo acoge la muerte;

o, tal vez,
parecido a ese tronco
partido en su soberbia por el viento
y dejado ahí,
sin nombre,
escupido en la tierra.


A veces pienso
que he nacido para sufrir

como esa ave migratoria
que perdió su rumbo
alejada del aliento de los suyos
y se duerme desplomada en el vacío;

o como ese toro gallardo
cebado para la más cruel pelea
desigual y trágica
donde la tortura tiene su sede
con el nombre macabro de “fiesta”.


A veces pienso
que he nacido para amar,

pero no encuentro los brazos
ni los labios
ni los ojos
que me abracen
que me besen
que me miren…


A veces pienso
-mientras camino-
que no sé por qué
ni para qué
ni para quién vivo.

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