Mientras camino
sábado, 30 de agosto de 2014
martes, 24 de junio de 2014
ANDALUCÍA
sur
olor
toro
jerez
fiesta
mujer
Ronda
Platero
pellizco
calorsito
Averroes
Camarón
Alhambras
cante jondo
feria de abril
Guadalquivir
Semana santa
pueblos de cal
Pastora Imperio
cuna de España
Marianita Pineda
patios y cármenes
escabel de Europa
Córdoba y Granada
Pablo Ruiz Picasso
M. de Falla y J. Turina
dos mares en sus costas
ocho tribus la conforman
sólo un camino: El Rocío
latido inicial de América
Lorca, Alberti, Cernuda
los ojos más hermosos
columnas de Hércules
Juan Ramón Jiménez
desposada de olivos
Eugenia de Montijo
Belmonte y Joselito
cumbres nevadas
balcón de Africa
Úbeda y Baeza
Biblia y Corán
canta su pena
mira al norte
nuestra Lola
manzanilla
Velázquez
marismas
tarthesos
cantares
Bécquer
Doñana
señorío
Séneca
caballo
azahar
poesía
quejío
siesta
color
reja
arte
luz
olé
y ese acento único
marca de España
inconfundible
universal
andaluz
lunes, 23 de junio de 2014
CUANDO COJAS EL MAR
Cuando cojas el mar
-todo el mar-
entre tus manos
y lo extiendas sobre ti
no distraigas el camino de las olas
que llegan amorosas
vaciándose en su entrega
y a las arenas ardientes
enamoradas del azul intenso del cielo
que dora y madura tu cuerpo
no les preguntes por mí
porque allí estaré yo
sorprendiendo tus ojos de niña miedosa
peinando invisible tu pelo revuelto
como sí fuera la última página
o tal vez la primera
-en un mismo punto se encuentran-
de una vida que te volviera a nacer
entre mis dedos
moldeando tu talle moreno
en sazón ya
para una gran aventura
porque yo soy ese mar frío
que retienen tus manos
deslizándose suave
igual que un veneno insaciable
muy suave
como una serpiente por todo tu cuerpo
lleno de sol
electrizándolo
para colmarlo de un nuevo
y vigoroso placer
del que no te podrás separar
-todo el mar-
entre tus manos
y lo extiendas sobre ti
no distraigas el camino de las olas
que llegan amorosas
vaciándose en su entrega
y a las arenas ardientes
enamoradas del azul intenso del cielo
que dora y madura tu cuerpo
no les preguntes por mí
porque allí estaré yo
sorprendiendo tus ojos de niña miedosa
peinando invisible tu pelo revuelto
como sí fuera la última página
o tal vez la primera
-en un mismo punto se encuentran-
de una vida que te volviera a nacer
entre mis dedos
moldeando tu talle moreno
en sazón ya
para una gran aventura
porque yo soy ese mar frío
que retienen tus manos
deslizándose suave
igual que un veneno insaciable
muy suave
como una serpiente por todo tu cuerpo
lleno de sol
electrizándolo
para colmarlo de un nuevo
y vigoroso placer
del que no te podrás separar
jueves, 5 de junio de 2014
ESTA LUZ BREVE QUE ME ACOMPAÑA
El paso torpe de la tarde, como un delfín de ajedrez
se acerca hasta nuestras celdas enrocado en su suicidio.
Esta luz breve que me acompaña se va yendo sumisa
al cuenco profundo y oscuro de la noche.
Primero son los pájaros los que esconden sus colores.
Cierran la puerta, después, los árboles a sus sombras.
Los ojos del día, ya cansados, se entornan
vacíos y derrotados escondidos en sus cofres.
Todo se guarda y oculta en el pecho de la memoria,
y detenidas en sus senos las olas de las palabras.
Apenas transeúntes en la arquitectura de las calles.
La torre de una iglesia recuerda la muda de las horas.
Abre el silencio su camino, crecida ya la penumbra,
oreando los goznes de la vida con su manto protector.
Antes de dormirme seducido en el lecho de Morfeo,
ofrezco a Dios -igual que ayer- mi última mirada.
MADRE
Cuando la tarde consumió tras una lenta agonía
hasta el último aliento de luz
y apareció la noche con su manto acogedor,
has llegado tú
Cuando estas inquietas manos, abejas de mis sueños,
retiran pausadas la ropa que hoy me abrigó
y acompañó sumisa,
vienes a ayudarme tú
Cuando ya los pies cansados de sostener y guiar
el velamen de mi cuerpo en el mar humano del encuentro
proponen entregarlo al descanso,
vienes a acostarme tú
Cuando las llaves del silencio, agotado el día,
recogen con celo la multitud de voces
habitadas ahora en la gruta del olvido,
permaneces alerta tú
Cuando yo estoy así, despoblado del color,
ausente y vacío temporalmente de vida
escondido en lo más hondo de la noche...
en mis sueños apareces tú
Cuando recién amanece
y con los nudillos de los dedos golpeas mi puerta
susurrando amorosa: -Despierta, hijo mío –
vienes a besarme tú.
Y en tus ojos resucito y entre ellos, madre, aún camino.
RAPTO DE EUROPA
Fue en aquellos tiempos
cuando la luz aún no se fijaba impresa
sobre la piel cansada del pergamino
dejando la poesía
para siempre atenta en nuestros ojos.
Uno de esos días sin historia
sólo escrito en el libro de Mnemósine
el Mediterráneo liberó tu cuerpo
Europa
y en sus aguas navegaste
abrazada a Zeus
de toro amable disfrazado
hasta llegar a Creta
donde fuiste poseída.
Allí se colmó de vida tu vientre
la tierra dejó crecer al olivo humilde
y los dioses nos cedieron la palabra.
miércoles, 4 de junio de 2014
A VECES PIENSO
A veces pienso
que he nacido para callar
como el caballo derrotado
abrasado en el cansancio
después de una carrera galopante
sin el premio a su esfuerzo;
o como el perro sumiso
castigado por la vesania de su amo
y abandonado, después,
en uno de esos fríos y largos caminos
donde lo acoge la muerte;
o, tal vez,
parecido a ese tronco
partido en su soberbia por el viento
y dejado ahí,
sin nombre,
escupido en la tierra.
A veces pienso
que he nacido para sufrir
como esa ave migratoria
que perdió su rumbo
alejada del aliento de los suyos
y se duerme desplomada en el vacío;
o como ese toro gallardo
cebado para la más cruel pelea
desigual y trágica
donde la tortura tiene su sede
con el nombre macabro de “fiesta”.
A veces pienso
que he nacido para amar,
pero no encuentro los brazos
ni los labios
ni los ojos
que me abracen
que me besen
que me miren…
A veces pienso
-mientras camino-
que no sé por qué
ni para qué
ni para quién vivo.
que he nacido para callar
como el caballo derrotado
abrasado en el cansancio
después de una carrera galopante
sin el premio a su esfuerzo;
o como el perro sumiso
castigado por la vesania de su amo
y abandonado, después,
en uno de esos fríos y largos caminos
donde lo acoge la muerte;
o, tal vez,
parecido a ese tronco
partido en su soberbia por el viento
y dejado ahí,
sin nombre,
escupido en la tierra.
A veces pienso
que he nacido para sufrir
como esa ave migratoria
que perdió su rumbo
alejada del aliento de los suyos
y se duerme desplomada en el vacío;
o como ese toro gallardo
cebado para la más cruel pelea
desigual y trágica
donde la tortura tiene su sede
con el nombre macabro de “fiesta”.
A veces pienso
que he nacido para amar,
pero no encuentro los brazos
ni los labios
ni los ojos
que me abracen
que me besen
que me miren…
A veces pienso
-mientras camino-
que no sé por qué
ni para qué
ni para quién vivo.
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