sábado, 30 de agosto de 2014
martes, 24 de junio de 2014
ANDALUCÍA
sur
olor
toro
jerez
fiesta
mujer
Ronda
Platero
pellizco
calorsito
Averroes
Camarón
Alhambras
cante jondo
feria de abril
Guadalquivir
Semana santa
pueblos de cal
Pastora Imperio
cuna de España
Marianita Pineda
patios y cármenes
escabel de Europa
Córdoba y Granada
Pablo Ruiz Picasso
M. de Falla y J. Turina
dos mares en sus costas
ocho tribus la conforman
sólo un camino: El Rocío
latido inicial de América
Lorca, Alberti, Cernuda
los ojos más hermosos
columnas de Hércules
Juan Ramón Jiménez
desposada de olivos
Eugenia de Montijo
Belmonte y Joselito
cumbres nevadas
balcón de Africa
Úbeda y Baeza
Biblia y Corán
canta su pena
mira al norte
nuestra Lola
manzanilla
Velázquez
marismas
tarthesos
cantares
Bécquer
Doñana
señorío
Séneca
caballo
azahar
poesía
quejío
siesta
color
reja
arte
luz
olé
y ese acento único
marca de España
inconfundible
universal
andaluz
lunes, 23 de junio de 2014
CUANDO COJAS EL MAR
Cuando cojas el mar
-todo el mar-
entre tus manos
y lo extiendas sobre ti
no distraigas el camino de las olas
que llegan amorosas
vaciándose en su entrega
y a las arenas ardientes
enamoradas del azul intenso del cielo
que dora y madura tu cuerpo
no les preguntes por mí
porque allí estaré yo
sorprendiendo tus ojos de niña miedosa
peinando invisible tu pelo revuelto
como sí fuera la última página
o tal vez la primera
-en un mismo punto se encuentran-
de una vida que te volviera a nacer
entre mis dedos
moldeando tu talle moreno
en sazón ya
para una gran aventura
porque yo soy ese mar frío
que retienen tus manos
deslizándose suave
igual que un veneno insaciable
muy suave
como una serpiente por todo tu cuerpo
lleno de sol
electrizándolo
para colmarlo de un nuevo
y vigoroso placer
del que no te podrás separar
-todo el mar-
entre tus manos
y lo extiendas sobre ti
no distraigas el camino de las olas
que llegan amorosas
vaciándose en su entrega
y a las arenas ardientes
enamoradas del azul intenso del cielo
que dora y madura tu cuerpo
no les preguntes por mí
porque allí estaré yo
sorprendiendo tus ojos de niña miedosa
peinando invisible tu pelo revuelto
como sí fuera la última página
o tal vez la primera
-en un mismo punto se encuentran-
de una vida que te volviera a nacer
entre mis dedos
moldeando tu talle moreno
en sazón ya
para una gran aventura
porque yo soy ese mar frío
que retienen tus manos
deslizándose suave
igual que un veneno insaciable
muy suave
como una serpiente por todo tu cuerpo
lleno de sol
electrizándolo
para colmarlo de un nuevo
y vigoroso placer
del que no te podrás separar
jueves, 5 de junio de 2014
ESTA LUZ BREVE QUE ME ACOMPAÑA
El paso torpe de la tarde, como un delfín de ajedrez
se acerca hasta nuestras celdas enrocado en su suicidio.
Esta luz breve que me acompaña se va yendo sumisa
al cuenco profundo y oscuro de la noche.
Primero son los pájaros los que esconden sus colores.
Cierran la puerta, después, los árboles a sus sombras.
Los ojos del día, ya cansados, se entornan
vacíos y derrotados escondidos en sus cofres.
Todo se guarda y oculta en el pecho de la memoria,
y detenidas en sus senos las olas de las palabras.
Apenas transeúntes en la arquitectura de las calles.
La torre de una iglesia recuerda la muda de las horas.
Abre el silencio su camino, crecida ya la penumbra,
oreando los goznes de la vida con su manto protector.
Antes de dormirme seducido en el lecho de Morfeo,
ofrezco a Dios -igual que ayer- mi última mirada.
MADRE
Cuando la tarde consumió tras una lenta agonía
hasta el último aliento de luz
y apareció la noche con su manto acogedor,
has llegado tú
Cuando estas inquietas manos, abejas de mis sueños,
retiran pausadas la ropa que hoy me abrigó
y acompañó sumisa,
vienes a ayudarme tú
Cuando ya los pies cansados de sostener y guiar
el velamen de mi cuerpo en el mar humano del encuentro
proponen entregarlo al descanso,
vienes a acostarme tú
Cuando las llaves del silencio, agotado el día,
recogen con celo la multitud de voces
habitadas ahora en la gruta del olvido,
permaneces alerta tú
Cuando yo estoy así, despoblado del color,
ausente y vacío temporalmente de vida
escondido en lo más hondo de la noche...
en mis sueños apareces tú
Cuando recién amanece
y con los nudillos de los dedos golpeas mi puerta
susurrando amorosa: -Despierta, hijo mío –
vienes a besarme tú.
Y en tus ojos resucito y entre ellos, madre, aún camino.
RAPTO DE EUROPA
Fue en aquellos tiempos
cuando la luz aún no se fijaba impresa
sobre la piel cansada del pergamino
dejando la poesía
para siempre atenta en nuestros ojos.
Uno de esos días sin historia
sólo escrito en el libro de Mnemósine
el Mediterráneo liberó tu cuerpo
Europa
y en sus aguas navegaste
abrazada a Zeus
de toro amable disfrazado
hasta llegar a Creta
donde fuiste poseída.
Allí se colmó de vida tu vientre
la tierra dejó crecer al olivo humilde
y los dioses nos cedieron la palabra.
miércoles, 4 de junio de 2014
A VECES PIENSO
A veces pienso
que he nacido para callar
como el caballo derrotado
abrasado en el cansancio
después de una carrera galopante
sin el premio a su esfuerzo;
o como el perro sumiso
castigado por la vesania de su amo
y abandonado, después,
en uno de esos fríos y largos caminos
donde lo acoge la muerte;
o, tal vez,
parecido a ese tronco
partido en su soberbia por el viento
y dejado ahí,
sin nombre,
escupido en la tierra.
A veces pienso
que he nacido para sufrir
como esa ave migratoria
que perdió su rumbo
alejada del aliento de los suyos
y se duerme desplomada en el vacío;
o como ese toro gallardo
cebado para la más cruel pelea
desigual y trágica
donde la tortura tiene su sede
con el nombre macabro de “fiesta”.
A veces pienso
que he nacido para amar,
pero no encuentro los brazos
ni los labios
ni los ojos
que me abracen
que me besen
que me miren…
A veces pienso
-mientras camino-
que no sé por qué
ni para qué
ni para quién vivo.
que he nacido para callar
como el caballo derrotado
abrasado en el cansancio
después de una carrera galopante
sin el premio a su esfuerzo;
o como el perro sumiso
castigado por la vesania de su amo
y abandonado, después,
en uno de esos fríos y largos caminos
donde lo acoge la muerte;
o, tal vez,
parecido a ese tronco
partido en su soberbia por el viento
y dejado ahí,
sin nombre,
escupido en la tierra.
A veces pienso
que he nacido para sufrir
como esa ave migratoria
que perdió su rumbo
alejada del aliento de los suyos
y se duerme desplomada en el vacío;
o como ese toro gallardo
cebado para la más cruel pelea
desigual y trágica
donde la tortura tiene su sede
con el nombre macabro de “fiesta”.
A veces pienso
que he nacido para amar,
pero no encuentro los brazos
ni los labios
ni los ojos
que me abracen
que me besen
que me miren…
A veces pienso
-mientras camino-
que no sé por qué
ni para qué
ni para quién vivo.
ANDALUCÍA
sur
olor
toro
jerez
fiesta
mujer
lejanía
Platero
pellizco
calorsito
desiertos
Averroes
alhambras
cante jondo
cante jondo
feria de abril
Guadalquivir
semana santa
pueblos de cal
cuna de España
silencio generoso
escabel de Europa
Pablo Ruiz Picasso
Córdoba y Granada
M. de Falla y J. Turina
dos mares en sus costas
ocho tribus la conforman
sólo un camino: El Rocío
latido inicial de América
Lorca, Alberti, Cernuda
los ojos más hermosos
columnas de Hércules
Juan Ramón Jiménez
desposada de olivos
luces con sombras
cumbres nevadas
balcón de Africa
Úbeda y Baeza
Biblia y Corán
canta su pena
mira al norte
manzanilla
Velázquez
marismas
tarthesos
cantares
Bécquer
Doñana
Doñana
señorío
Séneca
caballo
azahar
poesía
poesía
quejío
siesta
color
reja
arte
luz
olé
y ese acento único
marca de España
inconfundible
universal
andaluz
martes, 3 de junio de 2014
VIERNES SANTO 2014
(Otras estaciones)
este frío
la soledad
los desiertos
la prisa del río
el gran silencio
el mar espoleado
ausencia de Dios
la traición del beso
la pus del envidioso
el odio en la sonrisa
la reja de un presidio
el viento sin cadenas
el viento sin cadenas
la prostitución (sin más)
el adiós de la memoria
la mano vacía del pobre
el triunfo de la tormenta
el brazo cainita del fuego
el viacrucis del abandono
el toro empujado a la arena
la visita de la muerte cercana
la rama a punto de quebrarse
“el rey” encerrado en su mate
la mirada desnuda del anciano
los niños jugando a esconderse
esa casa sin voces que la habiten
el miedo en los ojos de un animal
el cómico sin el aliento del público
el camino desorientado de la grieta
la angustia del niño que no va a nacer
EL CALENDARIO
SOY un fiel escudero del tiempo:
la huella escrita de su presencia,
el que fija el ritmo de su paso.
Los únicos ojos abiertos
que transmiten la luz de su seno.
Y la detengo.
Registro la ruptura del silencio,
los latidos del mundo...,
lo importante de TU historia;
a todo lo que ocurre, doy asiento.
Porque yo soy esa gran plaza
que recoge los primeros alientos de la vida,
caminando con ellos.
También esa estación fría
la huella escrita de su presencia,
el que fija el ritmo de su paso.
Los únicos ojos abiertos
que transmiten la luz de su seno.
Y la detengo.
Registro la ruptura del silencio,
los latidos del mundo...,
lo importante de TU historia;
a todo lo que ocurre, doy asiento.
Porque yo soy esa gran plaza
que recoge los primeros alientos de la vida,
caminando con ellos.
También esa estación fría
que despide sin cantos
a los que han terminado su camino.
Yo no tengo corazón;
sólo tengo que contar los días
y leerlos;
marcar bien su ritmo.
Para eso extiendo mi cuerpo
sobre espacios amables a la vista.
Mi inquebrantable cuerpo
perfecto de dianas numeradas,
abierto a las mil heridas de cada día
que en él se anotan.
Pero no importa;
para eso he nacido
Yo no tengo corazón;
sólo tengo que contar los días
y leerlos;
marcar bien su ritmo.
Para eso extiendo mi cuerpo
sobre espacios amables a la vista.
Mi inquebrantable cuerpo
perfecto de dianas numeradas,
abierto a las mil heridas de cada día
que en él se anotan.
Pero no importa;
para eso he nacido
BIENAVENTURADOS
los que rezan todavía
los que ya han llegado
los que te dicen: sigue
los que creen y confían
los que saben escuchar
los que inician el camino
los que aman a los niños
los que llaman a tu puerta
los que persiguen la belleza
los que cantan todos los días
los que han alcanzado la cima
los perros y también los gatos
los que han caído y se levantan
los que hacen callar a las armas
los que conversan con las flores
los que saben amar a un anciano
los que no conocen a su enemigo
los que dan de comer a los pájaros
los que no conocen la desconfianza
los que devuelven lo que no es suyo
los recién nacidos recibidos sin amor
los que siempre están preguntándose
los jóvenes mayores de cuarenta años
los que bendicen a Dios al nacer el día
los que aman y nunca han sido amados
los que “han dejado todo por Mi causa”
los que equivocados saben pedir perdón
los animales abandonados sin compasión
los que señalan con el dedo las injusticias
los que miran atrás y corrigen sus errores
los que presienten que mañana será tarde
los que administran sabiamente su silencio
los samaritanos que cuidan de los enfermos
los poetas que iluminan el alma de las cosas
los que ganan sin hacer trampas en el juego
los que amando la vida la entregan con amor
la voz altiva y enclaustrada de las campanas
los mendigos sentados en el banco del olvido
los que esperan serenos a la hermana Muerte
los que aman y cuidan nuestra casa: la Tierra
los que han escogido el camino y no la posada
los que permanecen vivos en nuestra memoria
los que caminan con la espada del amor en alto
los que envidian la fortaleza generosa del árbol
los tañidos de las esquilas, que dormecen el aire
los que saludan todos los días a la Madre de Dios
los que siembran en el corazón palabras hermosas
los que al llegar la noche están colmados de alegría
SOLEDAD
(Un solo verbo)
Una ramita débil,
sin presencia en el aire apenas,
línea sutil y quebrada,
calle desnuda sin luz,
hogar de una lágrima.
Al final de ella
un rumor cálido,
lloroso,
tras los muñones rugosos
y agotados de sus yemas.
Emoción,
silencio.
¿Por qué?
Una hoja
madura de luz otoñal,
como una gran lengua sedienta,
al seno de la tierra fría se arroja.
El viento, desdeñoso,
ausente.
Apenas un leve y tibio sol;
tampoco pájaros.
Desconcierto,
soledad tras mis pasos.
lunes, 2 de junio de 2014
HORA DE CENAR
La tarde abandona mi habitación.
Levanto los ojos cansados
de acompañar a mi amigo Clarín.
Una ventana desvencijada lloriquea
porque el viento presiona su cintura.
El silencio se siente desarropado
y se inicia una leve turbación
en el ramaje de las cosas.
Llega también, sin morder apenas,
la lengua sedosa del frío
hociqueando por mi cuerpo.
Todo lo cubre una agrietada melancolía
que me acompaña como un mendigo
aguardando a la noche que se acerca.
Salgo a preparar la cena
mientras escucho las últimas noticias.
SED
Mira mi sed
-sed de ti-
de tus versos
y tus pasos
sed de tus ojos
de quedarme en ellos
como playas
en la arena de los míos
de ese cuerpo
sed de locuras tengo
que sólo mi cuerpo
entiende
a tu cintura miro
con sed de apresarla
y de esconderla
entre mis brazos
de tus labios
ardo de sed
déjalos sellarse
con los míos
y mis manos
como lenguas
alocadas de sed
recorriéndote
subiendo
hasta tus balcones
donde mi sed
se calma
bajando
hasta tu volcán
donde mi sed
se enciende
lléname de sed
-de ti de sed-
con tus versos de amor
para siempre
domingo, 1 de junio de 2014
EN LA ESPERANZA
Otoño
eres una ciudad deshabitada;
sólo un tañido lejano
frío y distante
-el último sol de la tarde-
acoge tu lento paso
casi mortecino
agotado...
Qué bella es tu agonía expectante.
Veo tus copas vacías
entregadas como una súplica
al calor de una nueva primavera.
Altas ramas fecundas y plenas de vida
ahora sarmientos implorantes
vacíos de hojas
convertidos en lágrimas estériles
que el viento lleva enterradas
bajo mis pies
con su pálido color dorado
iniciando despacio en la oscuridad
un nuevo latido
un nuevo nacimiento.
ESA LLUVIA DE LA QUE ME HABLAS
Siento llegar hasta mí
como el ala de una brisa suave
que cierra el círculo del atardecer
la proximidad fecunda de unas nubes
ansiosas de abrir sus entrañas.
Empujadas por el viento
multitud de hojas muertas se entregan amorosas:
son como manos abiertas vacías en sus surcos
que el árbol desprende agotadas
en la orilla de la muerte.
Hay un silencio expectante
que lo deshace un ruido
parecido al de innumerables vidrios rotos
minúsculos
que lloran contra el suelo.
Veo el fulgor de sus lágrimas saltar y desvanecerse
mientras se abren las luces del anochecer.
El movimiento de la ciudad
languidece entre silenciosos transeúntes
que crecen entre la niebla.
Me gusta el color gris de la lluvia
que penetra en las viejas ciudades,
la veo discurrir con su paso vertical y monótono,
caminar con su pulso y ritmo monocorde
hurgando en los secretos que guardan fachadas,
muros y ventanas.
La ciudad se defiende de la noche
iluminándose con luces otoñales.
El agua todo lo descubre y lo señala.
No la veo presurosa navegar hacia el mar:
se oculta resignada entre calles subterráneas
-sin saber dónde muere-
que oscurecen aún más sus sueños de cielos
y mares luminosos.
Su tiempo ha concluido.
El aire se puebla con nuevos habitantes
que defienden en vuelo alborozado su alimento.
La noche cede al día su asiento.
multitud de hojas muertas se entregan amorosas:
son como manos abiertas vacías en sus surcos
que el árbol desprende agotadas
en la orilla de la muerte.
Hay un silencio expectante
que lo deshace un ruido
parecido al de innumerables vidrios rotos
minúsculos
que lloran contra el suelo.
Veo el fulgor de sus lágrimas saltar y desvanecerse
mientras se abren las luces del anochecer.
El movimiento de la ciudad
languidece entre silenciosos transeúntes
que crecen entre la niebla.
Me gusta el color gris de la lluvia
que penetra en las viejas ciudades,
la veo discurrir con su paso vertical y monótono,
caminar con su pulso y ritmo monocorde
hurgando en los secretos que guardan fachadas,
muros y ventanas.
La ciudad se defiende de la noche
iluminándose con luces otoñales.
El agua todo lo descubre y lo señala.
No la veo presurosa navegar hacia el mar:
se oculta resignada entre calles subterráneas
-sin saber dónde muere-
que oscurecen aún más sus sueños de cielos
y mares luminosos.
Su tiempo ha concluido.
El aire se puebla con nuevos habitantes
que defienden en vuelo alborozado su alimento.
La noche cede al día su asiento.
¿LO COGES?

Te decía que dejé atrás muchas cosas:
hijos alejados ya del afecto
un álbum de cuerpos hermosos
cuyo recuerdo todavía
hace temblar mis manos rugosas;
nerviosos ríos y caminos
descubiertos por mí,
que todavía viven libres.
¡…Y muchos años escapados de mi alma!
Qué has hecho hoy, con quién has comido…
me dice mientras vuelve a su habitación.
Así todos los días.
Casado con no sé quién,
ocupamos la misma casa
(“Soledad” la llamo)
y dormimos juntos,
-sí-
tal vez más de veinte años.
Nos turnamos los bostezos
pues hay pacto de no agresión.
La limpieza del hogar para nadie;
(suelo bajar la basura)
¿Ahora?
Junto a la televisión
en nuestro viejo sofá.
Dan las últimas noticias.
Escucho.
La prensa,
lo de siempre.
Abro la sección de deportes.
Gritos en la calle;
mañana serán los mismos (gritos).
Me desperezo antes de ir a la ducha.
¿Hay algo para la cena?
Nadie responde.
Me levanto.
Suena el teléfono. ¿Lo coges?
sábado, 31 de mayo de 2014
PORQUE LA VIDA ES ESO
La vida es eso, amor,
un ramillete de flores frescas
recién nacidas
que te ofrecen ese día primero
que te da la luz,
para cazar con ellas en la red de tu cometa,
mariposas, pájaros, besos, soles, lluvias…,
creyendo que te darán siempre los buenos días
cada día que amanece.
Pero no.
Esas flores, verás
cómo empiezan,
cada vez más tristes,
a mirar la tierra que dejaron
olvidando su color y lozanía,
e irán cayendo, presurosas,
pétalo a pétalo, de tus manos inseguras
hasta encerrarse en el humus que las cubra.
Igual tú,
sentirás crecer desenramadas
las arrugas en el árbol de tu rostro,
fluir -como disciplinadas hormigas-
el frío entre tus venas;
en los ojos hospedarse
el quejumbroso musgo…;
tu espalda recordará,
encorvada, los años vividos,
y aceptarás, obediente,
iniciar el camino sin retorno
a ese silo sin fondo que alimenta la noche,
madre ahora de tu largo sueño, sellado
con el brazo pétreo del silencio.
viernes, 23 de mayo de 2014
AIRE
¿Hay algo ajeno a ti?
Tu pecho alado lo puebla todo.
¿Dónde tus raíces?
Pálpito que alienta nuestro paso,
magma que lo hace crecer
desde tu celda de cristal acuoso
salida de los mares.
¿Con qué llave aprisionas
la materia que nos lleva,
trae, nos ata,
nos ondula
en las mareas de tus viajes
como copo de nieve
navegando en ese océano
negro sin luces ni sonidos?
Jugamos en torno tuyo
(tren desbocado lleno de preguntas
en siderales espacios aparcado)
de forma macabra y pervertida,
dentro de ti,
habitación cerrada,
al corro con infinitas estrellas;
juego que tiene sólo un final,
sólo uno.
Ni siquiera tú lo sabes.
Porque dinos:
después, cuando tú
de nuestro cuerpo te alejes
¿dónde seguimos despiertos?;
¿o quedamos convertidos
en hojas secas estériles
amortajadas,
volteadas y sin rumbo?
¿Y mis palabras,
seguirán en tu presidio?
Tu pecho alado lo puebla todo.
¿Dónde tus raíces?
Pálpito que alienta nuestro paso,
magma que lo hace crecer
desde tu celda de cristal acuoso
salida de los mares.
¿Con qué llave aprisionas
la materia que nos lleva,
trae, nos ata,
nos ondula
en las mareas de tus viajes
como copo de nieve
navegando en ese océano
negro sin luces ni sonidos?
Jugamos en torno tuyo
(tren desbocado lleno de preguntas
en siderales espacios aparcado)
de forma macabra y pervertida,
dentro de ti,
habitación cerrada,
al corro con infinitas estrellas;
juego que tiene sólo un final,
sólo uno.
Ni siquiera tú lo sabes.
Porque dinos:
después, cuando tú
de nuestro cuerpo te alejes
¿dónde seguimos despiertos?;
¿o quedamos convertidos
en hojas secas estériles
amortajadas,
volteadas y sin rumbo?
¿Y mis palabras,
seguirán en tu presidio?
Publicado por Javier en 12:02 No hay comentarios:
MUJER CON GAFAS
(dedicado a Rosa Buck)
En esos ojos sedientos
casi vacíos de tanto mirar te veo hoy
en el primer brote del amanecer
inventando fuentes
flores nuevas y playas distintas
palabras sin estrenar
para alojarlas en el templo
donde las musas moran
y conversan familiarmente contigo
Enramada te veo, mujer,
en esos árboles altos
como flechas asténicas
empujadas a la luz
donde refulgen cristales poliédricos
que juegan con el sol
esparciendo entre sus ramas
una lluvia de infinitos colores
-tus versos-
en alegre desbandada:
estrellas altivas del bosque
que reniegan del anochecer.
Apoyando sumisos los ojos
en tus gafas de carey
te veo atrapada en tu torre de marfil
ovillando unos versos aún sin nacer
desmigándolos tu corazón
-vientre fértil del silencio-
hasta verlos madurar
y nacer ya bordados
en la red tupida del poema
que los llevará acunados
al cálido asilo de todos tus lectores
LUZ
Llegaste a mí
océano luminoso
te trajeron como llegan los silencios
sin ropaje, rumores
vacía de materia
savia fecunda transportando la vida
sobre tu cuerpo alado, ligera como el rocío…;
¿qué hiciste con nosotros?
esta arcilla ingrávida
aturdida aún en las manos del alfarero
la abriste en canal
enroscándola en todos los pliegues
de lo antes oscuro
nuestro templo gris
desnudo y frío en su penumbra
todavía en trance de creación
hojas perdidas sin árbol genealógico
ni raíces
en la negrura infinita del caos
ve de pronto encendida su primera mirada admirativa
(todo como un regalo ante los ojos)
y con ella los primeros movimientos
la vasta red de objetos laberínticos
que le obliga a pensar
escoger
distinguir
situarse entre las sombras
y crece la palabra poniendo nombres a las cosas
simas
montañas
mares
el espacio de las aves,
la tierra que se toca con las manos
habitada por árboles desplegados hacia el cielo
animales en aparente abandono
buscando su sustento
los ríos como sangre circulando
empujados en su huida
inundados de ti
y esos otros caminos donde crece la piedra
urdidos con alambre forjada para encuentros
y desencuentros
galerías bulliciosas cimientos del babel futuro
tu destino es llegar
estar
ceñirte con nosotros
leernos en tu presencia
congregándonos como un atento vigía
romper nuestro silencio
todo lo ocupas tú
ayúdame a entenderte
saberte plena en tu antorcha encendida
hasta ese momento en que pueda volar
para posarme allí donde no alcance la noche
océano luminoso
te trajeron como llegan los silencios
sin ropaje, rumores
vacía de materia
savia fecunda transportando la vida
sobre tu cuerpo alado, ligera como el rocío…;
¿qué hiciste con nosotros?
esta arcilla ingrávida
aturdida aún en las manos del alfarero
la abriste en canal
enroscándola en todos los pliegues
de lo antes oscuro
nuestro templo gris
desnudo y frío en su penumbra
todavía en trance de creación
hojas perdidas sin árbol genealógico
ni raíces
en la negrura infinita del caos
ve de pronto encendida su primera mirada admirativa
(todo como un regalo ante los ojos)
y con ella los primeros movimientos
la vasta red de objetos laberínticos
que le obliga a pensar
escoger
distinguir
situarse entre las sombras
y crece la palabra poniendo nombres a las cosas
simas
montañas
mares
el espacio de las aves,
la tierra que se toca con las manos
habitada por árboles desplegados hacia el cielo
animales en aparente abandono
buscando su sustento
los ríos como sangre circulando
empujados en su huida
inundados de ti
y esos otros caminos donde crece la piedra
urdidos con alambre forjada para encuentros
y desencuentros
galerías bulliciosas cimientos del babel futuro
tu destino es llegar
estar
ceñirte con nosotros
leernos en tu presencia
congregándonos como un atento vigía
romper nuestro silencio
todo lo ocupas tú
ayúdame a entenderte
saberte plena en tu antorcha encendida
hasta ese momento en que pueda volar
para posarme allí donde no alcance la noche
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