
Mi castillo
habitado antes
con luminosas
palabras de amor
está ahora
desarmado y frío.
Cayeron
todas tus palabras
desde la alta almena
al foso hambriento
del desafecto.
Yo
que fui linterna
de esos ojos
sostén rocoso
para tus dudas
aliento
de tus esperanzas
deshojando
cada uno de los días
oliendo tu cuerpo
ungiéndolo
con mis besos
soy ahora
una ventana cerrada
a los perfumes
de la vida.
Rompiste
la rama frágil
que descansaba
mi vuelo
para alejarme
vacía
sin rumbo
perdida de ti.
Te pertenece
quédatelo
todo lo demás:
el halago
la ambición
la mentira
Ocupada estoy
dispersando
las últimas volutas
de aquellos
fuegos fatuos
macabras
sombras chinescas
que encendiste
en mi corazón
llenándolo
de espinas
Mientras
te vas alejando
solo
altivo
sin volver
tu rostro
pienso
¿Cuándo me has amado?
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